28 de octubre de 2010

La batalla de Linás de Marcuello

Blas Pierrard
En agosto de 1.867 se produjo una sublevación revolucionaria antiisabelina organizada por el general Prim. El general en jefe de las fuerzas sublevadas que debían operar en Aragón era el general Blas Pierrard, héroe de la batalla de Huesca en 1.837 contra los carlistas y que había sido gobernador de Filipinas. Las fuerzas revolucionarias estaban compuestas de carabineros y voluntarios entre los que destacaban los chesos y los ansotanos según cuenta Galdós en su novela “La de los tristes destinos”. En esta novela nos cuenta la batalla ocurrida en Linás de Marcuello entre las fuerzas revolucionarias y las fuerzas gubernamentales del general Manso de Zúñiga que allí perdió la vida el día 22 de Agosto.
Domingo Moriones

Según cuenta Pérez Galdós, el ataque de Manso de Zúñiga y los Cazadores de Ciudad Rodrigo fue rechazado por el coronel Moriones y por los chesos y ansotanos habiendo abandonado sus puestos la retaguardia a cargo de Pierrard. El coronel Moriones posteriormente llegaría a teniente general y Gobernador de Filipinas en 1.877 y al parecer era un comisario de Prim el cual no acababa de fiarse de Pierrard.

Todo lo contrario dice “La Ilustración española y americana” y el “Grand dictionnaire universel du XIXe siècle : français, historique…” de Pierre Larousse editado desde 1.866 a 1.877. Según este libro, Pierrard “con 600 hombres apenas, con su caballo muerto bajo él y habiendo recibido graves heridas en el muslo, puso en fuga a sus adversarios y mató al general que les comandaba”. La Ilustración dice que el responsable de la retirada de las fuerzas rebeldes fue Moriones sin atreverse a citarlo por el nombre.

No obstante, la batalla la decidió la Caballería y la Guardia Civil fieles a Isabel II y los revolucionarios no tuvieron otra alternativa que escapar a Francia tras un penoso recorrido por la Canal de Berdún y Canfranc. La batalla de Linás de Marcuello decidió el fracaso de la insurrección la cual fue totalmente derrotada a principios de septiembre de 1.867.
Castillo de Marcuello

En cualquier caso, el reinado de Isabel II tocaba a su fin y en 1.873 se instauró la Primera República.

Enlaces:

25 de octubre de 2010

La epidemia de cólera de 1.971 en Zaragoza

En estos días está de terrible actualidad la epidemia de cólera desatada en Haití que esperamos que remita lo antes posible. Bastante han sufrido ya las gentes en ese país.

En Aragón también hemos tenido varias epidemias de cólera desde el siglo XIX. En 1.834 comenzó una gran epidemia en Torremocha y se extendió por el Jalón, Zaragoza y el Bajo Aragón. En 1.884 se declaró otra epidemia que afectó sobre todo a Jaca, Zaragoza y Alcañiz.

La última epidemia de cólera de importancia comenzó no hace demasiados años en Épila y Rueda de Jalón. Corría el año 1.971 y éramos un país subdesarrollado con una falta casi total de infraestructuras sanitarias en el que gran parte de la población no disponía de agua corriente ni de un sistema de alcantarillado ni siquiera en algún barrio de Zaragoza. En Épila se dieron 32 casos sospechosos y en Rueda de Jalón 16. El Heraldo de Aragón informó que habían sido 7 las víctimas en la primera semana de la epidemia.

La persona designada para hacer frente a esta epidemia fue el farmaceútico de los Cuerpos Sanitarios del Estado Ricardo García Gil y él mismo relataba que los equipos de los que disponía no eran más que sentido común y un instrumental rudimentario. Depuraba las aguas de los pozos metiendo hipoclorito en un botijo, añadiendo arena para suavizarlo y el agua entraba y salía lográndose la desinfectación. Echaba lejía en las fuentes hasta que llegaron las cloradoras.
Bacteria que produce el cólera

También, los ayuntamientos dictaron bandos como el siguiente de Rueda de Jalón: “De orden del Sr. Alcalde, se hace saber: que el agua para beber deberá hervirse durante veinte minutos y añadir a cada litro dos gotas de agua de lejía…” En la provincia de Zaragoza fueron vacunadas exactamente 607.381 personas. Toda la cosecha de la zona hubo que destruirla lo que ocasionó importantes pérdidas económicas. Las autoridades de entonces trataron de camuflar la epidemia achacándola a “procesos diarréicos estivales”. Incluso llegaron a echar la culpa a los trabajadores norteafricanos emigrantes que pasaban por la zona.

Casi 40 años después de aquella epidemia que ocurrió siendo niño, todavía recuerdo las filas de personas para vacunarse a pleno sol y los comentarios que se oían en voz baja que decían que los medios de comunicación franceses habían anunciado una gran mortandad entre la población. A raíz del cólera del verano de 1.971 se aceleraron las inversiones en agua corriente y alcantarillado en toda la provincia y en los barrios zaragozanos.

Enlaces:

Ricardo García Gil, el farmacéutico que frenó el cólera
La epidemia de cólera de 1.971. Negar la realidad

21 de octubre de 2010

La raza maldita de los agotes aragoneses

Los agotes (al igual que los chuetas mallorquines, los vaqueros asturianos, los cretinos o incluso los payeses de remensa catalanes) constituyeron poblaciones absolutamente marginadas y subyugadas por la población autóctona repartidas por el Pirineo vasco, navarro, aragonés o francés. Según unas fuentes su procedencia vendría de los godos franceses, para otros podían ser cátaros y según otros serían musulmanes vencidos en Poitiers en el año 733.

La primera mención se da en Francia en el cartulario de la Abadía de Luc en el año 1.000. A partir del siglo XVI se fueron promulgando con escaso éxito leyes para tratar de evitar la segregación a la que estaban sometidos pero todavía perduraría hasta entrado el siglo XX en el caso del barrio de Bozate en Navarra, el más famoso de los asentamientos agotes.

La raza de este pueblo maldito parece que era distinta del resto de la población. Pío Baroja dijo de ellos que algunos tenían un aire germánico y sin embargo otros recordaban a los gitanos.

Los agotes debían llevar bordado en rojo una pata de oca sobre fondo claro en su hombro izquierdo. Mucho se podría hablar sobre la simbología de la pata de oca, símbolo que podemos encontrar por ejemplo en los extremos de la cruz templaria, o en el crismón románico que son dos patas de oca superpuestas que forman la X y la P (iniciales de Cristo) y que se extendió por la península ibérica a partir de la catedral de Jaca. Es frecuente este símbolo a lo largo del camino de Santiago (camino espiritual divulgado a los no iniciados mediante el juego de la oca) y parece ser un símbolo iniciático usado por los constructores de esas iglesias románicas. Precisamente los agotes tenían fama de ser buenos constructores y se dedicaban a ser albañiles o carpinteros mientras que las mujeres trabajaban con la rueca.

El agote debía acceder a la iglesia franqueando una puertecilla vergonzante que le obligaba a entrar agachado. El agua bendita la recogía con la punta de un cucharón, asistía a misa en un rincón apartado destinado para ellos y el cura les daba la comunión en el extremo de una larga paleta. En su vida habitual, el agote debía abrevar en fuentes exclusivas para ellos, no podía dedicarse al comercio, solo podía cultivar campos de lino o cáñamo aunque se les permitía un pequeño huerto de subsistencia y no podían tener cabezas de ganado a excepción de un cerdo viudo y un asno. Eran acusados de llevar un estigma en su cuerpo, de transmitir la lepra, de oler mal (imagino que sería un mal común en la época y no solo entre los agotes), de no tener lóbulos en las orejas y de haber fabricado la cruz en la que murió Cristo. Por supuesto, estaban obligados a mantener la endogamia más absoluta, a vivir en barrios apartados y además eran enterrados en cementerios aparte.
Iglesia de Plan

Las comunidades agotes más importantes en Aragón se encontraban en los valles próximos a Jaca, valles de Echo, Ansó y Aragón y en el valle de Gistaín. Este último valle lo estudió la escritora chistabina recientemente fallecida Nieus L. Dueso Lascorz en su trabajo “Los agotes de Gestavi (Bal de Gistau)”. Este estudio está disponible en Pdf en la Universidad de la Rioja y se puede encontrar fácilmente con Google. Un indicio claro de la presencia de agotes es la existencia de una pequeña puerta en una iglesia por la que debían entrar humillados al templo. Según Bastian Lasierra podemos encontrar esas puertas en Ansó, Fago, Echo, Majones, Salvatierra, Sigüés, Berdún, Villanúa, Castiello, Barós y Plan.

Enlaces:

Los agotes en Aragón (I) - Bastián Lasierra
Histoire des races maudites de la France et de l'Espagne - Francisque Michel 1.847

19 de octubre de 2010

Occitania y Aragón. El reencuentro



Banderas de Aragón y Occitania
 La relación histórica de Aragón con Occitania viene de muy lejos. El primer conde franco de Aragón, Aureolo de Aragón (muerto en 809), era hijo del conde Aureolus de Perigord y posiblemente hermano de san Eparquio (Saint Cybard), presbítero, que pasó treinta y nueve años en completa soledad en una cueva de Angulema, en Aquitania, entregado a la oración. La misión del conde, como delegado del emperador Carlomagno, era mantener seguros los pasos pirenaicos de Palo y Somport entre Olorón y Zaragoza.

La política matrimonial de los condes y después los reyes de Aragón estuvo siempre encaminada a fortalecer las relaciones de los distintos condados occitanos con Aragón. Así pues, en las grandes empresas aragonesas hubo participación destacada de los aliados occitanos, por ejemplo, en la conquista de Barbastro en 1.064 por Sancho Ramírez. El año anterior, su antecesor Ramiro I había muerto peleando intentando conquistarla contra musulmanes y castellanos entre los que se encontraba el Cid.

Alfonso II y Pedro II se dedicaron especialmente a la política occitana y fue la derrota occitano-aragonesa en la batalla de Muret (donde murió Pedro II) la que impidió la consolidación del que hubiera sido el estado europeo más importante de la época.

Durante el reinado de Pedro II la actual provincia de Teruel se encontraba despoblada desde la conquista a los árabes. Para repoblar toda la extremadura aragonesa, Pedro el Católico trajo multitud de mudéjares de su campaña de las Navas de Tolosa y asentó a muchos occitanos de los condados vasallos del otro lado de los Pirineos. Por eso, por la parte que nos toca a muchos aragoneses, podemos decir que buena parte de nuestra sangre es sangre occitana. La Corona de Aragón se convirtió en el refugio de los últimos cátaros que huían de las hogueras de la cruzada albigense.
Castillo de Henri IV - Museo Bearnés (Pau)

La relación humana entre los dos territorios continuó después de la integración de la Occitania en el reino de Francia y de Aragón en el de España. El comercio y el contrabando fue constante a lo largo de la historia. Zaragoza durante su esplendor renacentista fue un polo de atracción para todo el Midi francés, especialmente para la Gascuña. Vinieron muchos gascones y occitanos que dejaron su recuerdo en nuestros apellidos, muchos de los cuales proceden de allí, por ejemplo la mayoría de los acabados en -AC y muchos otros que tienen su origen en el nombre de un pueblo occitano.

El folklore de nuestros valles es similar al de los valles pirenaicos de la vertiente norte. Si nos damos un paseo por las salas del museo bearnés de Pau nos resultarán muy familiares los trajes típicos, los instrumentos musicales como el chicotén, la música, la arquitectura popular, etc.

De la lengua occitana en Aragón hablaremos en otra ocasión.

A continuación, pego video de Youtube con una versión aragonesa de "Se canta", himno de Occitania.


Enlace:

La frontière et les hommes, VIIIe-XIIe siècle… Philippe Sénac

6 de octubre de 2010

Felices Fiestas del Pilar a todos

Se acercan las fiestas del Pilar y este blog va a estar de vacaciones hasta que acaben.

A pasarlo bien todos los zaragozanos y los que no lo sean, si pueden hacer una escapada y pasar unos días en Zaragoza, serán bienvenidos.

Hasta dentro de unos días
Aragón 1.000 os desea unas felices fiestas

Enlaces:

Especial Pilar 2.010 Heraldo de Aragón
Pilar 2.010 Ayuntamiento de Zaragoza

5 de octubre de 2010

Una de azafrán y otra de unos naranjos navarros

Azafrán
Carlos III el Noble, rey de Navarra, trató de aclimatar en Navarra el cultivo del azafrán y en 1.408 hizo venir de Aragón un jardinero experto de nombre Beltrán de Lacambra para enseñar a los navarros a cultivar esa planta. Arnau de Vilanova (del que ya hemos hablado en este blog) había escrito en 1.308 el libro “Regimen sanitatis ad regem Aragonum” dedicado a Jaime II en el que trata entre otras cosas de los beneficios de las especias y sobre todo del azafrán.

El azafrán era muy utilizado también en la farmacopea renacentista. En la “Concordia” del Colegio de Farmacéuticos zaragozano aparece el azafrán en 41 fórmulas (16’5% del total)

El cultivo del azafrán llegó a ser muy importante en Aragón y especialmente en la actual provincia de Teruel donde este cultivo fue una de las principales riquezas de estas duras tierras hasta la época actual.
Sepultura de Carlos III el Noble y Leonor de Castilla
Volviendo a Carlos el Noble hay una anécdota referida a las naranjas las cuales eran una fruta rara incluso para el consumo de los mismos reyes. Leonor de Castilla, su mujer, plantó en una caja unas pepitas de naranja de la especie llamada “bigarrada”. En 1.499 se mandaron cinco naranjos que habían salido de aquellas pepitas a la mujer del rey de Francia. Uno de estos naranjos de nombre Gran Condestable o Gran Borbón llegó a existir hasta finales del siglo XIX en “l’orangerie” de Versalles.

Enlaces:

El especiado con azafrán… Francisco Abad Alegría
Don Carlos d’Aragon, Prince de Viane… G. Desdevises du Dezert 1.889
Diccionario de antigüedades del reino de Navarra - José Yanguas y Miranda 1.840

4 de octubre de 2010

Los desgraciados matrimonios de dos infantas aragonesas


Enrique VIII y Catalina de Aragón
Es muy conocida la historia de Catalina de Aragón, hija de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla que se casó a los 17 años con el futuro rey de Inglaterra Enrique VIII. Catalina era viuda ya que antes había estado casada con el hermano mayor de Enrique y heredero del trono, Arturo. La reina tuvo muchos embarazos pero solo llegó a tener una hija, la princesa María. Veinte años después de la boda, Enrique VIII rompió el matrimonio en contra de la opinión del Papa presionado por Carlos V para casarse con Ana Bolena, lo cual originó el cisma anglicano que todavía perdura.

Menos conocido es el hecho de que Alfonso X el Sabio de Castilla se casó con la infanta Violante, hija de Jaime I de Aragón en el año 1.246. Pasaban los años y el rey castellano no conseguía tener un heredero por lo que pensó en solicitar al Papa la anulación matrimonial y tomar nueva esposa lo cual podía generar una guerra con Aragón. Pidió al rey de Noruega que le diera por esposa a una de sus hijas llamada Cristina.

Alfonso X el Sabio y Violante de Aragón

Jerónimo Zurita, en sus Anales de Aragón nos cuenta el desenlace de la historia: “En este medio el rey de Noruega envió a su hija muy acompañada como se requería a una princesa que venía a ser reina de Castilla; pero en este medio la reina Doña Violante se hizo preñada, y el rey de Castilla su marido casó a la infanta de Noruega con el infante don Felipe su hermano, que era abad de Valladolid y electo arzobispo de Sevilla.“

Al menos, la princesa noruega no hizo el viaje en balde. Y por lo que respecta a Violante de Aragón llegó a tener once hijos con Alfonso de Castilla.

Enlace:

Anales de Aragón - Jerónimo Zurita

1 de octubre de 2010

Dragón D’Aragón

A partir de Pedro IV, la casa real aragonesa añadió un nuevo símbolo que al igual que el señal real de Aragón cuatribarrado se extendió al propio reino de Aragón y a toda la Corona regida por el rey de Aragón.

 En aquella época era corriente el uso de emblemas heráldicos que definieran por sí mismos al país al que representaban. Castilla lucía un castillo en su escudo. León portaba un león, Granada una granada, Francia (Galia) tenía como símbolo al gallo. El nuevo símbolo adoptado por Pedro IV que definía su país y su propio apellido era el dragón, palabra que suena de forma similar a D‘Aragón.

El rey llevaba siempre junto a él los símbolos propios, el señal real de Aragón cuatribarrado y el escudo con su yelmo portados por un alférez o senyalero que debía de ser aragonés.

 En las ocasiones de gran solemnidad, el rey de Aragón portaba un casco, la corona real encima y para rematar un gran dragón con las alas desplegadas y las fauces abiertas. Un paño de color azul oscuro con la cruz de Iñigo Arista cubría los laterales y la trasera del yelmo (actual 2º cuartel del escudo de Aragón). Además portaba una larga túnica con la cuatribarrada aragonesa. Su aspecto, desde luego, debía de ser imponente.

Popularmente se cree que esa cimera real con el dragón fue usada por Jaime I pero no hay constancia de su uso por ningún rey hasta Pedro IV (por cierto, era una persona bastante baja, por lo que le vendrían bien los muchos centímetros que medía la cimera).

Toda su figura era por tanto una exaltación de su dinastía y de Aragón. La cuatribarrada de su túnica, la antigua cruz de Aragón sobre fondo azul y para rematar el conjunto el dragón D’Aragón. Y de esta forma fueron inmortalizados en multitud de representaciones los reyes de Aragón.

Enlace: